jueves, 9 de febrero de 2012

La gran historia de Felipe Morros

Felipe Morros era un ciudadano que vivía en un pueblo de Castilla La Mancha, y su situación laboral era muy mala, era el único de su pueblo que estaba en el paro. El alcalde de este municipio con el fin de solucionar este problema le ofreció a Felipe Morros que si quería tocar las campanas de la nueva iglesia que se acababa de construir en el pueblo y Felipe Morros acepto encantadísimo. Entonces surgió un dilema entre la comunidad de este pueblo, había otro ciudadano que también quería tocar las campanas de la nueva iglesia, por lo tanto al señor alcalde no le quedo otra alternativa que sacar a oposición la plaza de campanero municipal. Felipe Morros no sabía ni escribir ni leer entonces decidió ceder la plaza al otro candidato. Al cabo de un tiempo Felipe Morros no encontraba trabajo en su pueblo y decidió como otros muchos emigrar al extranjero, más concretamente a América. El viaje en barco duraba nada menos que 3 meses y por suerte o desgracia a Felipe Morros se le acabo el tabaco en mitad del camino, todavía le quedaba un mes y medio de viaje y no tenía nada que poder fumar (se fumaba hasta los envoltorios de los caramelos), en pocas palabras se fumaba vivo. Nada más llegar al destino en América se bajo del barco y le pregunto a un marinero donde podía comprar tabaco, este le dijo que el estanco más cercano estaba en una ciudad a unos 100 km, ni corto y perezoso se fue para esta ciudad para poder comprar tabaco y mientras tanto a lo largo del camino no dejo de darle vueltas a la cabeza. Nuestro ya amigo Felipe Morros pensó que como puede ser que el estanco más cercano al puerto de desembarco de todos los barcos de Europa no tuviera estanco, que el estanco más cercano estuviera a 100 km, por eso decidió montar uno en esa ciudad porque todas las personas que vinieran en la misma situación que él, en el barco de un viaje tan largo y sin tabaco vendrían con un mono del copón, y así lo hizo. Ese estanco empezó ha ir de puta madre y nuestro amigo Felipe Morros empezó abrir diferentes estancos en diferentes ciudades cercanas, los cuales también empezaron a funcionar y de la noche a la mañana nuestro amigo Felipe Morros paso a llamarse el señor Philips Morris.

Un día estando el señor Philips Morris en su despacho entraron dos de sus mejores abogados y hombres de confianza para ver si le podía firmar unos documentos, el señor Philips Morris les dijo que lo podían hacer ellos que para eso trabajaban para él, pero los abogados se negaron porque ese documento tenía que estar firmado de puño y letra por el señor Philips Morris. El señor Philips Morris les contesto que él no sabía ni leer ni escribir. Uno de los abogados le dijo al señor Philips Morris que si sin saber leer ni escribir mira donde había llegado así que si hubiera sabido leer y escribir donde pudiera a ver llegado, a todo esto el señor Philips Morris contesto: pues a tocar las campanas de la iglesia de mi pueblo.

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